Cuando comemos distraídos mirando el móvil, viendo la TV, sin saborear la comida realmente, la digerimos sin darnos cuenta. Al terminarla, no nos sentimos satisfechas, seguimos sintiendo hambre y lo más probable es que vayamos a la cocina en busca de algo con que llenarnos.
Comer inconscientemente
¿Qué relación puede existir entre mindfulness y la comida? Si mindfulness significa atención plena, mindful eating es la aplicación de la atención plena al acto de comer. En realidad se extiende a muchos más actos, no solo ser más conscientes a la hora de comer los alimentos, sino además en la forma de cocinarlos, de prepararlos e incluso de comprarlos.
Así como somos capaces de caminar o respirar sin tener que pensar en ello conscientemente, también podemos llevarnos comida a la boca mientras andamos por la calle, hablamos por WhatsApp, leemos el periódico, conducimos, vemos la tele o trabajamos en el ordenador, sin necesidad de pensar en lo que estamos haciendo.
Podrías pensar que esto es una gran ventaja, porque puedes aprovechar mucho mejor el tiempo o hacer el «trámite» de comer menos aburrido.
Pero tiene unas consecuencias.
Por un lado, mientras realizas todas estas tareas, te pierdes la experiencia de comer. Engulles sin disfrutar, sin notar los sabores, ni los aromas, ni las texturas de los alimentos. Comes al ritmo de la película que estás viendo. Vas digiriendo sin apenas darte cuenta. Comes y sigues comiendo, incluso cuando ya no tienes hambre física, porque no eres conscientes de que estás satisfecha.
Y, de repente, despiertas del trance en el que has estado inmersa y te das cuenta de que el plato está más limpio que una patena.
¿Te suena de algo?
El comer inconscientemente, absortos en nuestros pensamientos, nos lleva a empezar a comer y no poder parar, llegando a ingerir cantidades enormes de comida. El problema es que nuestra conciencia acerca de lo que estamos haciendo se anula y una sensación de descontrol se apodera de nosotros.
Comer con Mindful Eating
En lugar de vigilar tanto qué alimentos comemos o de contar las calorías que ingerimos, con el Mindful Eating vamos a entrenar la consciencia al comer.
Lo haremos observando y conociendo todos los elementos que condicionan el proceso de comer. Estando en constante contacto con nuestros pensamientos, con las emociones y con las diferentes sensaciones de hambre y saciedad, en vez de persistir en los pensamientos recurrentes que nos llevan a comer incontroladamente.
Comer conscientemente es darte cuenta de la textura arrugada de las patatas fritas al acariciar tu lengua. Notar los cambios de textura cuando la saliva entra en contacto con la patata y su sabor en la boca. El sonido crujiente que se produce al masticarlas. Cómo se desliza el alimento tras haberlo triturado, por tu garganta. Incluso sentir como la comida entra en tu estómago, notar el sabor de salado que te queda entre los dedos y disfrutar de la experiencia del comer.
El comer inconscientemente, absortos en nuestros pensamientos, nos lleva a empezar a comer y no poder parar, llegando a ingerir cantidades ingentes de comida, sin prácticamente darnos cuenta. El problema es que nuestra conciencia acerca de lo que estamos haciendo se anula y una sensación de descontrol se apodera de nosotros.
Ejercicio básico de Mindful Eating
En este ejercicio vas a comer un alimento de forma consciente, concentrándote completamente en el proceso de comer.
Abre una bolsa de patatas chips (por cierto, la industria alimentaria tiene bien estudiado que el sonido al abrir la bolsa empieza a excitar nuestros sentidos), coloca en un plato la cantidad que te apetezca comer y ¡dale al play!
Hambre visual
Antes de empezar a comer las patatas (y siempre que te sientes a comer), dedica unos momentos a observar la comida. Empieza mirando el alimento, apreciando los diferentes colores, texturas, formas y su disposición en el plato.
¿Qué le parece la comida a la mirada? ¿Qué tipo de sonido le apetece? Rompe una patata cerca de tu oído.
Hambre de olfato
Ahora huele las patatas. En vez de inclinarte para olfatearlas, eleva el plato o trozo de patata hasta la nariz. Presta atención a cómo sujetas el plato o la patata. Inspira hondo, como si fueses un catador de vinos que tiene que percibir los matices, los ingredientes y los aromas. Intenta detectar los diferentes componentes de los olores.
Hambre de boca
Acerca la patata a los labios y nota su textura con los labios. Lentamente, introdúcela en tu boca, pero aún no la muerdas ni la mastiques. ¿Qué textura le apetece a la boca? Siéntela en la boca. Percibe si cambia su textura, nota qué hace la lengua para recibirla.
¿Qué notas? Percibe las sensaciones que te aporta tener la patata en la lengua. Nota el sabor. Y ahora, despacio, puedes ir masticando la patata con lentitud, conscientemente.
Hambre auditiva
Pon atención a tu forma de masticar y al sonido que oyes.
Percibe los efectos en la patata y en la boca. Experimenta cada bocado de principio a fin, notando los cambios de textura y tal vez de sabor.
Hambre mental
Si en tu mente surge la intención de tragar, date cuenta del deseo de tragar. Observa los movimientos que la lengua hace para prepararse para tragar, pero sin tragar. Saborea, disfruta la patata al máximo.
Pasados unos instantes, puedes tragarla y tras acabar la comida, continúa siendo consciente del olor (al que también llamamos sabor). Fíjate en cuánto tiempo continúas saboreando la comida.
Quizá tu boca quiere seguir experimentándolo… O tal vez no. Simplemente, obsérvalo.
Beneficios del Mindful Eating
Comer segundo a segundo, ralentizando cada parte del proceso de comer, te ayuda a apreciar cada aspecto del alimento y a ser consciente de sus diferentes matices. Además hace la comida más placentera y es un entrenamiento imprescindible para dejar de comer en exceso, y en consecuencia, para estar en tu peso ideal.
¿Te das cuenta de que la comida no se teletransporta mágicamente a tu boca? ¡Hay todo un proceso! 😉
Si haces el ejercicio conmigo a través del vídeo, te resultará más fácil. Y si quieres profundizar en el Mindful Eating y en todos los aspectos que condicionan tu forma de comer, te invito a la charla gratuita que impartiré en Barcelona.
Si no estás en Barcelona ¡no te preocupes! Próximamente daré un Webinar gratuito sobre el tema (plazas limitadas ¡apúntate aquí!). O si deseas algo más personalizado, puedes contarme tu caso particular vía online, solicitando una sesión de evaluación gratuita.
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